martes, 17 de abril de 2012

Canto a la vieja locura

El maligno, lleno de asombro,
esparcido bajo la bóveda
ríe silenciosamente;
la indignación de la hierba
exhala un silencioso y profundo
ejército del sueño;
la esquizofrenia del sabio
la aflicción de Adán,
la muralla de cristal del cielo...
lloraba de miedo;
el tiempo empezó por fin a palidecer.


Imagino los goznes viejos
en busca de guijarros,
entre las fuentes y las flores,
en nosotros los sentidos, sus espíritus;
aquellas formas resueltas,
la furiosa sed,
los próceres bosques
que bailan bajo la luna...


¿y el cuadro...?
un ligero rastro,
una gran diferencia,
un gran fulgor
de los pequeños viajeros del mar;
un sitio, un lugar donde resistir,
teñido con la sangre de Leviatán.


La justicia es semejante a la derrota
de las ordenes de Yedra;
brillante incendio en un viejo bidé;
las sombras cuando salieron
a la epidermis mojada.


¡Bendita seas victoria...!
¡déjame tú, me arde!
y permanezco inmóvil;
despertaste de un sueño
en el que existieron
edificios rectos
y luces frías.


¿A qué viene esa realidad
que se nos va a morir?
Ahora volveremos
a ser nosotros mismos,
sin mas alivio o belleza
que el trémulo gesto se lleva.


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